El carnaval aún vive. Esta costumbre milenaria de los hombres que habitaron el ande peruano, celebra la fertilidad de la tierra y el brote de los primeros cultivos, tiene como escenario de sus mejores manifestaciones a la provincia de Angaraes y, en particular, a la hermosa ciudad de Lircay. Salimos muy temprano de la ciudad Huancavelica rumbo a Lircay que se ubica en pleno corazón de la sierra central.
Lircay tiene un clima agradable ideal para todo viajero, también ofrece al visitante la posibilidad de conocer sus zonas turísticas como la piscina de aguas termales de Huapa ubicado a solo 6 km de Lircay, la Casona de Ocopa con más de 150 años de antigüedad, los mausoleos del siglo XIX en el campo santo "Los jardines de Eden", son algunos de los muchos lugares que todo turista debe conocer.
La Nación Anqara es ideal para entrar en contacto con la naturaleza y vincularse con su gente a través del turismo vivencial. Los lirqueños, se caracterizan por su alegría y entusiasmo al compartir con los visitantes los atractivos de su tierra.
Gran entrada de carnavales con participación de los distritos y las comunidades campesinas. La alegría es desbordante, la gente se aglomera en las calles y plazas para ver la entrada del carnaval. Hatun Pata, Huayllay, Carhuapata, y muchas más comunidades hacen la entrada de los carnavales, de pronto una nube polvorosa de harina cubre a la gente. La música empieza y las comparsas con sus vestimentas coloridas pasan cantando y haciendo coreografías.
Gran entrada de carnavales con participación de los distritos y las comunidades campesinas. La alegría es desbordante, la gente se aglomera en las calles y plazas para ver la entrada del carnaval. Hatun Pata, Huayllay, Carhuapata, y muchas más comunidades hacen la entrada de los carnavales, de pronto una nube polvorosa de harina cubre a la gente. La música empieza y las comparsas con sus vestimentas coloridas pasan cantando y haciendo coreografías.
Lo importante es unirse, confundirse entre serpentinas multicolores, dejar blanquearse el rostro con harina, bailar, cantar, brindar, sonreír y jugar.
A lo largo de las calles se escuchan las canciones alegres de los carnavales, son las comparsas de los barrios. Los varones llevan sombreros con cintas, ponchos gruesos, pantalones negros y botas que suenan como trueno por el paso vigoroso, que retumba en las estrechas calles. Las mujeres lucen vestidos con faldas largas, blusas, mantas y sombreros con características que solo se pueden ver en Lircay. Todos están ataviados de serpentinas multicolores que rodean el cuello, en la cintura llevan porciones de harina, para lanzarlos a las personas distraídas que quedan marcados con los cabellos y rostros blancos.